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TP Los Simpson carátula BIS

Los Simpson se emitieron por primera vez en forma de sitcom de 25 minutos en la cadena FOX de EE. UU. el 17 de diciembre de 1989. Previamente habían destacado como sección animada dentro del programa semanal El show de Tracey Ullman.

En EE. UU. los capítulos nuevos de Los Simpson siempre se han emitido con periodicidad semanal —dejando aparte los hiatos entre temporadas durante los cuales no se estrenan capítulos nuevos—. A partir de 1994, cuando la sitcom animada ya contaba con 5 temporadas emitidas, empezaron las reemisiones en el canal de tele por cable FXX, perteneciente a la misma empresa matriz que FOX.

Un apunte políglota: en inglés el término para referirse a las reemisiones televisivas es «syndication» y en castizo, «refrito».

 

Emisiones en España
 

Los Simpson llegaron a España en 1990 de la mano de Canal+ y solo para sus abonados. En 1991 pasaron a emitirse en La 2 de TVE los miércoles a las 23:00. A finales de 1994 Antena 3 compró los derechos y procedió a emitir la serie de lunes a viernes a las 20:00. Cuando ya no quedaban capítulos nuevos por estrenar, se volvía a reemitir toda la serie desde el principio. Desde 2000 hasta 2017 Antena 3 estuvo emitiendo dos capítulos de lunes a domingo de 14:00 a 15:00.

Recapitulando:
1 capítulo a la semana durante 4 años.
5 capítulos a la semana durante 6 años.
14 capítulos a la semana durante 17 años.

No existe mejor ejemplo de serie de éxito reemitida en bucle durante años en España.

¿Fue más fácil hacerse fan de Los Simpson cuando la empezaron a emitir 5 días a la semana en Antena 3 que cuando la emitían una vez a la semana en La 2?

O dicho de otro modo, ¿sin las reemisiones en bucle hubiésemos interiorizado tanto Los Simpson hasta el punto de memorizar los capítulos al detalle y con devoción?

Es más, imaginemos que Los Simpson no hubiesen existido y la serie se estrenase hoy, con la tele lineal en horas bajas y la tele en streaming a la carta como forma consolidada de ocio para varias generaciones. ¿Habría manera de que Los Simpson se convirtiesen en algo tan importante en nuestro imaginario colectivo?

¿Y si ahora mismo en las plataformas de streaming a la carta existen series de calidad equiparable a Los Simpson pero jamás llegaremos a descubrirlas ni les prestaremos la atención que merecen?

No cabe duda de que el éxito de una serie depende de su calidad, pero ¿y si también son cruciales las circunstancias que tienen que ver con su disponibilidad? ¿Qué importancia han tenido las reemisiones en bucle en la consolidación de las series que más hemos visto? Las reemisiones en bucle de la tele lineal y la disponibilidad 24/7 en plataformas de streaming, ¿son equivalentes?

 

Un capítulo a la semana, al día o maratón
 

Recuerdo que hace más de una década había quien decía que estaba mal ver muchos capítulos seguidos de series originalmente emitidas con periodicidad semanal, sobre todo si eran series de intriga o con muchas tramas en paralelo. «Estas series no están pensadas para ser vistas así.» «Del tirón no las asimilas.»

Por un lado, Netflix —implantada en España en 2015— normalizó lo de estrenar todos los capítulos de una temporada de golpe y que el usuario se los administre como prefiera. Un caso interesante de producción española: La Casa de Papel originalmente se estrenó en 2017 en Antena 3 con periodicidad semanal. El primer capítulo tuvo muy buena audiencia, el resto no tanta. La serie no fue renovada para una 3ª temporada. Pasó sin pena ni gloria por la tele lineal. En cambio, poco después arrasó a nivel planetario en Netflix, donde el público ha podido ver los capítulos del tirón o al ritmo que ha considerado.

Por otro lado, durante la pasada década series como Juego de Tronos de HBO batieron todos los récords de audiencia estrenando un capítulo por semana.

Independientemente de la periodicidad de la primera emisión de los capítulos, en la tele lineal lo que hace que una serie acabe calando entre mucha gente son las reemisiones en bucle. Así han logrado Los Simpson, Seinfeld y Friends llegar a generaciones tan distintas, y su base de fans sigue creciendo.

La tele lineal ya no tiene el predominio de antaño, hoy la reina de la ficción audiovisual es la tele a la carta en streaming. Lo es tanto para las generaciones jóvenes como para las no tan jóvenes.

Las reemisiones en bucle son un recurso propio de la tele lineal para rellenar minutos de antena reaprovechando material. ¿Existe algo parecido en el ámbito de la tele a la carta? A bote pronto, el equivalente más cercano sería que una serie esté siempre disponible en alguna plataforma de streaming. La puedes ver cuando quieras, en bucle o en el orden que prefieras. Sin embargo, hay diferencia entre estos dos equivalentes no-tan-equivalentes.

 

La tele lineal y tú
 

En la tele lineal el primer capítulo que veías de una serie seguramente era reemitido, lo pillabas empezado y te lo habías encontrado por casualidad (a no ser que fueses un espectador muy metódico, de los de consultar la parrilla de televisión en el periódico).

Cuando el espectador se sentaba frente a la pantalla podía elegir el canal que veía, pero en cada canal la emisión era continua. Todo era un acontecimiento. Si no estabas frente a la pantalla en el momento en que se emitía determinado programa, «te lo perdías» (el VHS cambió eso, podías programar el vídeo para que grabase a una hora determinada y ver la grabación más tarde; el germen de la tele a la carta).

En España existían medios para informarse sobre la programación televisiva. Todos los periódicos tenían una sección de televisión que, como mínimo, consistía en una parrilla con la programación de los distintos canales disponibles —que antes de la TDT eran 6 ó 7 a lo sumo—. En los quioscos había también revistas especializadas como el TP (Teleprograma), Tele indiscreta o Supertele. Además, los propios canales emitían anuncios promocionales de su propia programación —todavía lo hacen—, así como entrevistas a estrellas de la propia cadena en espacios de máxima audiencia para promocionar nuevos programas o series.

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Tele indiscreta Inma del Moral Pedro Ruiz
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Supertele
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TP Arús
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Tele indiscreta ALF auténtico

 

Si bien existía el telespectador activamente informado sobre la programación, el hábito más extendido consistía en encender la tele «a ver qué echan». Cuando te ponías frente a la pantalla sin saber qué estaban emitiendo tenías la oportunidad de dejarte sorprender. Descubrías cosas nuevas que difícilmente hubieses escogido por voluntad propia.

Daba igual si lo que te encontrabas era un capítulo empezado de una serie desconocida. Si te llamaba la atención, te subías a ese carro, y si te acababa gustando mucho ya te molestarías en averiguar qué serie era y cuándo podrías ver otro capítulo. Exceptuando algunas telenovelas que explicitaban el n.º del capítulo en su careta de apertura, no había forma de saber qué capítulo exacto estabas viendo ni a qué temporada concreta pertenecía.

De hecho, cuando la tele lineal reinaba en nuestras vidas la inmensa mayoría de la gente ni siquiera sabíamos que las series iban por temporadas. Por aquel entonces distinguíamos dos tipos de series:


TIPO 1.- SERIES DE «CONTINUARÁ»

Aquellas donde las tramas iban avanzando capítulo a capítulo y que, por tanto, era importante ver en orden.

Podías empezarlas a ver cuando ya llevaban muchos capítulos, no era requisito indispensable haberlas visto desde el capítulo n.º 001 para entender la trama. Sin embargo, cada capítulo estaba diseñado para que el espectador se quedase con ganas de saber qué iba a pasar en el siguiente. Los capítulos estaban obligados a tener finales siempre intrigantes. Era habitual que cada vez más gente se sumase a seguir la serie con asiduidad, aunque la mayoría no hubiese empezado a verla desde el primer capítulo. Sucedía también que perderse un capítulo no penalizaba excesivamente al espectador, que podía volverse a enganchar a la trama sin demasiada complicación.

Entran dentro de esta categoría telenovelas, culebrones y telefilmes por capítulos.

Este tipo de series empezaban y meses o años después acababan. Y ya está. Ningún espectador las ordenaba por temporadas.

No se reemitían en bucle. Los programadores consideraban que una vez despejadas todas las intrigas y conocido el final, tenía más sentido programar una serie nueva. Quizá la excepción que confirma esta regla es Bola de Drac (Dragon Ball) en TV3, pero es un caso aparte dentro de su propio género.

Si una serie de «continuará» cosechaba mucho éxito y la producía la propia cadena que la emitía, se iba estirando la trama y se encargaban más capítulos. Todavía sucede en la televisión lineal con telenovelas orientadas a un público de edad avanzada.


TIPO 2.- SERIES DE CAPÍTULOS AUTOCONCLUSIVOS

Aquellas en las que en cada capítulo se abrían y se cerraban una o varias tramas. Con unos pocos protagonistas fijos fáciles de retener —habitualmente, una familia nuclear o un grupo de amigos— que en cada capítulo vivían situaciones variopintas para, al final, volver a la normalidad. No hacía falta haber visto todos los capítulos hasta la fecha para entender el siguiente capítulo. Tampoco hacía falta verlos en orden. Podían producirse alteraciones del planteamiento inicial que se propagasen a los capítulos siguientes: personajes que contraen matrimonio, hijos que vienen al mundo, secundarios que se convierten en protagonistas, etc. Son cambios que saltan a la vista y se explican por sí solos sin necesidad de haber visto todos los pasos que condujeron a ellos.

Entran dentro de esta categoría las sitcoms estadounidenses y las series de Globomedia.

El telespectador podía ver este tipo de series esporádicamente y quedarse tan ancho. En especial las sitcoms estadounidenses, que en España se usaban para rellenar franjas horarias inhóspitas. No las programaban para ser seguidas con asiduidad. De hecho, era habitual que las cadenas de televisión programasen los capítulos con desidia, sin respetar el orden ni la correlación estacional. Era habitual ver el capítulo navideño de una sitcom en mayo. Algunos espectadores avispados podían darse cuenta de que ciertos capítulos se emitían sin seguir el orden original, los capítulos eran nuevos pero había cambios que solo se explicaban en capítulos emitidos semanas más tarde.

Este tipo de series, en especial las sitcoms estadounidenses, eran las que más se prestaban a las reemisiones en bucle. Al espectador le daba un poco igual volver a ver un capítulo repetido si había pasado un cierto tiempo desde la última vez que lo vio. De hecho, a la gente nos gustaba volver a ver capítulos con chistes memorables —o séase, chistes que recordamos—. Si son memorables es que nos han marcado para bien, por lo que merece la pena volverlos a presenciar, los disfrutaremos como la primera vez o más. Los Simpson son el caso más paradigmático en España, seguidos de Friends —que inicialmente se emitía en Canal+ y no todo el mundo tenía claro si en abierto o solo para abonados—. En cuanto a reemisiones y éxito, Aquí no hay quien viva es el máximo exponente producido en España y Plats bruts en Cataluña.

 

La tele a la carta y tú
 

En la tele a la carta la gente acostumbra a ver los capítulos en orden, por lo que el primer capítulo que ves de una serie suele ser el n.º 001 de la 1ª temporada. Cuando el espectador se sienta frente a la pantalla primero elige qué plataforma de streaming ve y después, dentro de la plataforma, escoge una serie o película de entre las muchas que la plataforma le ofrece. La tele en streaming a la carta nos exige a todos ser más metódicos. Nos convierte en algo bastante semejante al espectador de la tele lineal que analizaba con atención la parrilla televisiva del periódico o se estudiaba el Teleprograma, como mi santa abuela.

La tele en streaming nos obliga a elegir con precisión, de ahí esas parálisis-por-análisis tan frecuentes ante el sinfín de opciones a nuestro alcance. En la tele lineal esto no ocurría, el acto de escoger a qué tren en marcha nos subíamos resultaba más maquinal. Lo que quizá sí sucedía era zapear por todos los canales un par de veces, ver que nada te entusiasmaba lo suficiente, apagar la tele y dedicar tu atención a otra cosa. Eso sí, lo más común era conformarnos con «lo menos peor» que estuviesen emitiendo en aquel momento, y así echábamos las horas. Mucha de la televisión lineal fue diseñada para hacer compañía a la gente y llenar su soledad. El estereotipo de espectador de televisión lineal siempre fue alguien pasivo, acrítico y poco exigente, dispuesto a «tragarse» la programación más llamativa, sin importar las bajezas a las que recurriesen las cadenas de televisión. Es un estereotipo injusto, pero señala una actitud muy extendida.

En la tele a la carta también se dan casos de conformismo y pasividad, por supuesto. Sucede que a veces elegimos cualquier cosa y nos la tragamos sin más. También hay gente que «zapea» entre series: empieza una serie nueva, solo aguanta los primeros 5 minutos y a continuación cambia a otra y así hasta que se cansa.

Sin embargo, en la tele en streaming a la carta siempre eres más consciente de lo que estás viendo, porque precisamente lo has escogido tú a la carta. Si eliges menú y no te gusta, lo normal es culpar a quien ha diseñado el menú; si eliges un plato a la carta —una carta extensísima— y no te gusta, seguramente te culparás a ti mismo por no haber sabido escoger bien. Hay que haber probado muchos platos de la misma carta para llegar a la conclusión de que el problema es que el restaurante no está a la altura de tus exigencias.

Hay series que son difíciles de elegir si no sabes nada sobre ellas. A Seinfeld le pillas el rollo en 5 minutos si te encuentras un capítulo empezado, pero es difícil convencer a alguien de que la elija solo con una sinopsis y unas cuantas imágenes en el menú de una plataforma. Es más, en el caso de Seinfeld es mejor empezar por la 2ª temporada, cuando la sitcom ya estaba más rodada y empezaba a brillar. Si empiezas por el primer capítulo de la 1ª temporada lo normal es que no llegues al segundo.

Algunas plataformas de streaming le dan importancia a los tráilers de las series. Mientras navegas por la plataforma se destacan ante tus ojos brevísimos montajes con flashazos a modo de muestra, para que te hagas mejor idea de la serie y elijas verla.

Otra estrategia de promoción consiste en diseminar clips muy breves de la serie en YouTube y TikTok. Gags infalibles de series emblemáticas. La gente hoy no tiene paciencia para verse de cabo a rabo un capítulo de 20 minutos de una serie desconocida, pero en cambio picotear vídeos de 2 minutos sí resulta un hábito más espontáneo y en alza. El algoritmo de recomendación de plataformas de vídeo abiertas como YouTube y TikTok puede ayudar a ganar visionados y a llegar a gente que no conocía la serie. Es razonable pensar que si más gente conoce tu serie, más gente se interesará por ella y más gente estará dispuesta a pagar por verla en condiciones.

 

Lo habías visto y lo vuelves a ver
 

Un factor que hace que te vuelvas cada vez más fan de una serie, sobre todo de sitcoms con muchos gags: ver varias veces un mismo capítulo de forma natural. Es decir, que cuando reemiten un capítulo que ya viste meses atrás, accedas con agrado a volverlo a ver. Esto sucede en la tele lineal gracias a las reemisiones en bucle. Hoy podemos verle virtudes al hecho de reemitir episodios, pero en realidad en su día las reemisiones eran consideradas un recurso rastrero propio de cadenas de poca monta. El término «refrito», aunque quizá hoy nos pueda sonar simpático, siempre tuvo una connotación marcadamente peyorativa.

En la tele a la carta lo de volver a ver capítulos es menos frecuente. Hay quien lo hace, por supuesto, pero es que en la tele lineal lo hacíamos todos, las circunstancias de entonces nos empujaban a ello. Por eso hemos interiorizado tantos gags de Los Simpson. En cambio, no hemos interiorizado al mismo nivel los gags de Rick & Morty.

En las plataformas de streaming a la carta tienta más el contenido que todavía no has visto, porque hay mucho y está a tu alcance en todo momento.

Tal vez las reemisiones en bucle han sido una anomalía, solo posible gracias a las limitaciones de la tele lineal. Tal vez es algo que no se va a volver a repetir, ahora que ya no prestamos atención a la tele lineal como antaño. Nos hicimos devotos de Los Simpson o de Aquí no hay quien viva a fuerza de ver muchas veces los mismos episodios. Porque no había demasiado donde elegir, y enseguida nos dimos cuenta de que antes que ver algo nuevo y mediocre es mejor ver un capítulo repetido de algo que salió muy bien y que sabes que siempre te va a gustar.

El éxito de las reemisiones en bucle se basa en la costumbre. Mientras comes, pones la tele y te ves un capítulo o dos de Los Simpson. Así, años. Lustros. Décadas.

El éxito de la tele a la carta se basa en la disponibilidad 24/7 del contenido —algo que la ubicuidad de internet en nuestras vidas ha convertido en norma— y en poder elegir siempre algo que todavía no has visto.

No pagas cada mes tu suscripción a una plataforma de streaming para ver siempre las mismas series en bucle. De hecho, la gente se desuscribe a una plataforma cuando se da cuenta de que ya no le queda nada interesante por ver.

En la tele lineal no te tienes que preocupar por el dinero. Una vez compras tu aparato de televisión y lo instalas, puedes sintonizar los canales convencionales sin tener que realizar ningún desembolso de dinero adicional. Siempre ha sido así. Los canales de televisión se financian con publicidad y, en el caso de los medios públicos, con impuestos que pagamos entre todos.

De hecho, ha costado mucho que la televisión de pago se popularice en España.

 

Respuestas y conclusiones
 

Después de todo este repaso comparativo de hábitos televisivos pasados y presentes, podemos abordar bien las preguntas planteadas al principio de este artículo. Vamos allá:

 

— Emitirse 5 días seguidos a la semana en Antena 3 en vez de una vez a la semana en La 2, ¿facilitó que nos hiciésemos fans de Los Simpson?
— No cabe duda. Multiplicar por 5 las emisiones semanales aumentó la probabilidad de que un espectador descubriese por casualidad un capítulo de Los Simpson. Del mismo modo, tener la posibilidad de ver un capítulo cada día permitió que nos aficionásemos más rápido.

 

— ¿Las reemisiones en bucle son la causa de que hayamos interiorizado tanto Los Simpson, hasta el punto de sabernos de memoria capítulos y gags?
Es un hecho: cuando se agotaron todos los capítulos nuevos y se volvió a emitir la serie desde el principio, los refritos tuvieron buena acogida por parte de la audiencia. No todo el mundo había visto todos los capítulos y quienes ya los habían visto accedieron a volverlos a ver.

La calidad de esos capítulos y el ritmo y densidad de gags permitieron que en repetidos visionados descubriésemos detalles que quizá se nos habían pasado por alto otras veces, así como volver a reír con gags que ya nos hicieron reír.

Mayor atención puesta en un mismo material conlleva mayor apreciación de tal material. Volver a ver capítulos de forma reiterada durante años se traduce en mayor retención de los gags que conforman esos capítulos. Son obviedades, pero conviene tenerlas presentes.

Si las series contemporáneas dejan menos huella que Los Simpson en nuestras vidas no es porque no tengan calidad suficiente, es sobre todo porque no vemos los capítulos en bucle y a diario.

 

— Si Los Simpson no hubiesen existido y se estrenasen hoy en plataformas de tele en streaming a la carta, ¿sería posible que la serie se convirtiese en algo tan importante?
— Pese a llegar a mucha gente y estar disponibles 24/7, difícilmente desarrollaríamos ese hábito de ver un capítulo cada día, y una vez acabadas las temporadas disponibles, vuelta a empezar desde el principio. Tal vez alguien muy tenaz sí lo haría, quién sabe, pero no sería una costumbre extendida, como sí lo fue cuando la tele lineal predominaba en nuestras vidas.

 

— Las reemisiones en bucle de la tele lineal y la disponibilidad 24/7 en plataformas de streaming, ¿son equivalentes?
— Son demasiado diferentes. Creo que las series disponibles 24/7 en plataformas tienen un equivalente añejo bastante preciso y no es el de las reemisiones en bucle; su equivalente serían las temporadas de series compradas en DVD o Blu-ray: las tienes ahí siempre disponibles pero eso no significa que veas capítulos cada día, de hecho muy posiblemente habrás visto cada capítulo una vez o un par de veces a lo sumo.

Las reemisiones en bucle de la tele lineal no tienen un equivalente consolidado en el mundo digital, donde la elección a la carta siempre es condición sine qua non. Sé que existen canales de streaming en algunas plataformas dedicados a emitir capítulos en bucle sin autorización de los titulares de los derechos, pero son más bien anecdóticos.

Las reemisiones presentan una cualidad importante: aumentan la probabilidad de que nuevos espectadores descubran la serie por casualidad. El zapeo entre canales de tele lineal mete de lleno al espectador en un capítulo empezado, cosa que no logra la navegación por la parrilla de una plataforma de streaming a la carta.

Esta cualidad de descubrimiento casual sí la tienen los clips de sitcoms emblemáticas que circulan por TikTok, Twitter y YouTube. Los sistemas de recomendación de estas plataformas logran que nuevos espectadores vean por primera vez estos fragmentos de series sin haberlo solicitado específicamente. Estos trocitos serían bastante equivalentes a captar un momento de una serie mientras zapeas.

 

— ¿Las reemisiones en bucle de la tele lineal son algo deseable? ¿Habría que recuperarlas?
— En realidad no son algo deseable. No dejan de ser fruto de las limitaciones técnicas de un tiempo que ya quedó atrás.

Solo nos pueden parecer virtuosas si lo que se reemite nos gusta mucho por su calidad o por el carisma de sus protagonistas. Si lo que se reemite es mediocre, cualquier alternativa de entretenimiento nos parecerá mejor.

Las reemisiones en bucle son un factor importante para explicar el impacto de una serie tan buena como Los Simpson en nuestras vidas, pero eso no implica que toda serie reemitida nos haya marcado.

El hecho de que mucha gente siga prefiriendo ver un par de capítulos de Los Simpson a la hora de comer antes que ver algo nuevo es lo que invita a la reflexión. Quizá es que lo nuevo ya no nos resulta tan interesante como antaño. Hemos salido escaldados demasiadas veces en los últimos tiempos y casi que «nuevo», que antaño asociábamos a «bueno», ahora lo asociamos a «mediocre» y «olvidable». Quizá es una fase transitoria de la industria audiovisual, quizá estoy siendo demasiado categórico, quizá simplemente soy yo que me hago viejo.

Los Simpson son un clásico que ha batido todos los récords y las reemisiones en bucle han sido su trono. Primero conquistado por méritos propios y luego defendido a perpetuidad sin apenas disputa. Solo los grandes clásicos aguantan infinitos refritos. Nada puede hacer sombra a las temporadas buenas de Los Simpson.

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SUPLEMENTO TV Matt Groening
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Tele indiscreta Madonna novia de Bart Simpson
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