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viñeta suelta bringing up father

Nadie se mete a dibujante de viñetas para hacerse rico. De hecho, cualquiera que se informe un poco enseguida llega a la conclusión de que hoy ganarse la vida como dibujante es harto complicado.

No siempre fue así. Es más, hubo un tiempo en que los dibujantes de tiras cómicas estadounidenses cobraban más que algunas estrellas de Hollywood o que el mismísimo presidente de los EE. UU.

No me estoy refiriendo a casos excepcionales dentro del oficio. No hablo de genios irrepetibles que rompieron moldes y marcaron un antes y un después, como Charles Schulz o Bill Watterson. Hablo de una época donde por sistema los dibujantes de tiras tenían ingresos que hoy consideraríamos multimillonarios. Como los futbolistas de Primera División de nuestros días, sea el futbolista bueno o no tan bueno todos cobran salarios demenciales.

En 1915, un dibujante de tiras estadounidense que trabajase para una de las principales agencias de prensa nacionales (las llamadas syndicates en inglés) podía ganar en un año (por un total de 313 tiras diarias y 52 páginas dominicales) unos 150.000 $. Lo que hoy equivale a unos 4,5 millones de $.

Entonces la prensa lo era todo.

La radiodifusión comercial todavía no existía. La radio se empezó a popularizar como fenómeno de masas en EE. UU. a principios de los años 20 del siglo pasado.

En la década de los 10 el cine ya era un espectáculo popular consolidado, si bien como forma de ocio siempre resultó más caro para el bolsillo del espectador que las tiras cómicas que venían con el periódico. Además, las tiras cómicas se podían releer, conservar, prestar, cosa que no sucedía con las películas de cine. Es por todo esto que durante décadas ha sido muy común considerar que «el cómic es el cine de los pobres».

Las agencias de prensa especializadas en tiras cómicas, las syndicates, se dedicaban a abastecer de tiras cómicas a periódicos locales y nacionales. Hay que tener en cuenta que hasta hace poco la prensa local de papel cumplía una función muy importante y gozaba de muy buena salud como negocio. En EE. UU. había muchísimos periódicos locales. Las syndicates vendían los derechos de publicación de una tira a cientos —incluso a miles— de periódicos locales y nacionales distintos. La tira se publicaba simultáneamente en todos ellos. Las syndicates cobraban por ello y remuneraban al autor de forma acorde. Estas agencias eran muy selectivas con los autores y las tiras que aceptaban representar, lo primordial para las syndicates era la rentabilidad de una tira: tenía que conectar con el máximo de gente posible.

Este sistema de syndication de tiras cómicas fue ideado en 1902 por William Randolph Hearst, célebre dueño del New York Morning Journal y célebre inspiración directa para el Ciudadano Kane de Orson Welles. A Hearst se le ocurrió que podía sacar más tajada de las tiras cómicas que publicaba en su periódico vendiendo los derechos de reproducción a periódicos de otras ciudades. El resultado fue un mercado de contenidos con alcance internacional y con empresas que hoy todavía siguen funcionando.

A mediados de los años 10 del s. XX los dibujantes de tiras de prensa ocupaban un lugar muy destacado en la jerarquía cultural de EE. UU., similar al de las estrellas de cine del momento. Una de las principales preocupaciones de las syndicates era que sus dibujantes de éxito, que cobraban ingentes cantidades de dinero, al volverse ricos perdiesen su capacidad de conectar con la gente corriente. Los responsables de las syndicates no querían echar a perder ninguna de sus gallinas de los huevos de oro, así que sermoneaban a sus dibujantes para que el éxito no acabase con sus carreras. Posiblemente hoy lo llamaríamos coaching.

Un memorando de la United Feature Syndicate dirigido a sus autores decía así:

«Sólo conservando su normalidad a pesar de su riqueza, como Jiggs en «Educando a papá»*, podrá evitar las enfermedades ocupacionales del negocio de las tiras. Las peores trampas para un historietista urbanizado son la petulancia, el aburrimiento, el agotamiento cerebral y la botella.»

*Bringing up father en versión original, tira cómica creada por George McManus y protagonizada por Jiggs, un inmigrante irlandés que se hace millonario jugando a la quiniela y pasa a vivir como un miembro de la alta sociedad pero sin desprenderse de su sentido común de persona de clase trabajadora. La tira se publicó durante 87 años, desde el 2 de enero de 1913 al 28 de mayo de 2000.

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Bringing up father tira ocres
Tira de Bringing up father

 

La llegada de la radio comercial en la década de los 20 supuso muchísima competencia para la prensa. Por supuesto, en el mercado de la comunicación y el entretenimiento de masas siguió habiendo mucho espacio para las publicaciones periódicas y las tiras cómicas. De hecho, las páginas de tiras cómicas de los periódicos se multiplicaron. Los dibujantes que trabajaban para syndicates siguieron ganándose muy bien la vida durante décadas, aunque la época dorada fue quedando atrás. Nuevos formatos como el comic-book encontraron su espacio en los quioscos. Resumiendo a lo bruto: el mercado del entretenimiento fue creciendo y a su vez atrajo muchos nuevos competidores; esta competencia enorme provocó que la remuneración media de los autores de tiras cómicas se fuese desplomando y solo los más exitosos entre los exitosos lograsen ingresar cantidades enormes por sus obras.  

Los tiempos en los que los dibujantes de tiras cómicas eran millonarios no van a volver. Las circunstancias que propiciaron esa situación no van a volver a darse. Eran tiempos de escasez y limitaciones. Las viñetas ya hace tiempo que no son el medio más popular ni el más accesible, como sí lo fueron durante algunas décadas a principios del siglo pasado. Sin embargo, siguen teniendo buena aceptación. En la era de la sobreestimulación constante en vídeo y audio, la narración en viñetas, tan personal y apacible, sigue teniendo sus adeptos. Hay gente que valora las tiras cómicas. Lo digo con conocimiento de causa. Si estás leyendo esto, seguramente tú seas una de estas personas. Niñapija.com no existiría sin vuestro apoyo. Una vez más os doy las gracias.

Tampoco van a volver los tiempos en los que las syndicates eran un intermediario imprescindible para que una tira cómica llegase al público. Los responsables de las syndicates decidían en primera instancia qué tiras eran susceptibles de publicarse en periódicos. Los dibujantes presentaban sus series de tiras a las syndicates y estas decidían si las aceptaban o las declinaban. El criterio de estas compañías a la hora de incorporar tiras cómicas a su catálogo se basaba en detectar potencial en ellas para gustar a un público amplio. Con criterio similar, los dueños de los periódicos escogían qué tiras del catálogo de las syndicates merecían publicarse en sus páginas. Finalmente, los lectores daban el veredicto más importante.

Internet cambió las reglas del juego y hace ya tiempo que los intermediarios tradicionales son opcionales para lectores y autores. Se diría que el mercado de los contenidos de entretenimiento ya no presenta barreras de entrada. Cualquiera puede ofrecer sus obras en internet. Sin embargo, las redes sociales y sus algoritmos de difusión hoy suponen un auténtico intermediario prácticamente insalvable. Más opaco, engañoso y desesperante que cualquier syndicate. Esto será así mientras tantos usuarios estemos tan pendientes de ellas y compitamos dentro de ellas entre nosotros. Es lo que nos ha tocado vivir pero ya sabemos que las cosas no tienen por qué ser siempre así. Otro mundo es posible.

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bringing up father 1 portada

Bibliografía:
Michaelis, David (2007). Schulz, Carlitos y Snoopy: una biografía (edición 2009). Madrid: Es Pop Ediciones. p. 82. ISBN 978-84-936864-2-0

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